Manifiesto 25N
El Colegio Oficial de Trabajo Social de Madrid, a través de su Comisión de Trabajo Social y Feminismo, conmemora el día 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, tal como estableció la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1999, entendiendo por violencia contra la mujer «todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada».
Este 25 de noviembre queremos poner el foco y hacer visibles las violencias contra las mujeres en conflictos armados y genocidios, con especial vista puesta en la situación de las mujeres palestinas víctimas del Estado genocida de Israel, sin olvidar a las mujeres víctimas de los genocidios de Ruanda, Colombia, Guatemala, Afganistán.
Las violaciones sistemáticas, la esclavitud sexual, los embarazos forzosos, la esterilización forzada, matrimonios forzados, mutilación sexual, o la imposibilidad de acceso a servicios médicos son violencias que se suman a la desnutrición, los desplazamientos forzosos o la falta de luz y agua, como la que está viviendo la población palestina.
Los cuerpos de las mujeres se convierten en trasmisores de mensajes de humillación, control y poder (Coomaraswamy, 1999), con el objetivo de destruir el tejido social y familiar de la comunidad (Mackenzie, 2010).
El Derecho internacional Humanitario y el Estatuto de Roma de 1998 ya reconocen la violencia sexual como crimen de guerra, de lesa humanidad e incluso acto constitutivo de genocidio, si bien, en la práctica no se traduce en unas sentencias reparadoras, siendo las mujeres invisibilizadas en los procesos judiciales.
No se puede entender esta violencia hacia el cuerpo de las mujeres, si no es inscribiéndola en una desigualdad y normalización de la violencia patriarcal que mediatiza todas las sociedades aún en tiempos de paz. En definitiva, sin desigualdad ni normalización de las violencias contra las mujeres durante la paz, sería más difícil usarla como arma masiva de guerra o genocidio.
Pero las mujeres expuestas a estas violencias y en este contexto geopolítico, no son solo víctimas, sino protagonistas supervivientes. Protagonistas de la resistencia, organizadoras comunitarias, defensoras de derechos humanos, madres que crían en contexto de muerte y cooperadoras por la dignidad de los pueblos.
Es por este motivo que, este 25N, queremos poner el foco en estas situaciones, para recordar también que las mujeres tenemos un importante papel en los movimientos de paz y en la denuncia en voz alta y clara contra los genocidios.
Sin olvidar que, para el trabajo social, es fundamental la lucha por los derechos humanos y la justicia social. Por ello creemos que es importante y urgente posicionarnos y exigir:
- En lo ético y político, dando voz a las mujeres como agentes políticas y no solo cómo víctimas.
- Procesos de recuperación y reparación con recursos y profesionales suficientes para las supervivientes.
- Mayor sensibilización de cómo la violencia hacia las mujeres es usada como estrategia en conflictos armados y genocidio.
- Una comunidad internacional que condene y ponga fin a todas relaciones con estados genocidas, especialmente las relacionadas con comercio de armamento.
- Generar políticas y justicia con perspectiva de género.
El Colegio de Trabajo Social de Madrid se posiciona y se compromete con la defensa de los derechos humanos y la construcción de paz desde la equidad de género; el silencio es una forma de complicidad; por ello este 25N alzamos la voz en contra de las violencias patriarcales como armas de guerra en los conflictos armados y en los genocidios.
Haremos de las acciones colectivas, el espacio de reparación y recuperación de las mujeres y de transformación de las estructuras que sostienen y mantienen las violencias contra las mujeres. Sin memoria, justicia y reparación para las mujeres no hay justicia social.



