Contra la trata de personas: el compromiso del trabajo social
Hoy, día 30 de Julio, se celebra el día internacional contra la trata de seres humanos. Un grave delito que atenta contra los derechos humanos de millones de personas en el mundo, ante el que no podemos permanecer al margen. Esta práctica atenta contra la dignidad, la libertad y los derechos fundamentales de las personas, dejando profundas secuelas físicas, emocionales y sociales. El compromiso ético del trabajo social exige una postura firme y de denuncia contra esta manifestación de injusticia social y expresión máxima de desigualadad.
En el año 2024 un total de 1794 personas fueron identificadas como víctimas por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en nuestro país. Como en otro tipo de violencias, debemos suponer que esta cifra es tan sólo la punta del iceberg de las personas afectadas por tal ataque a sus derechos más básicos. Debemos destacar que todas las finalidades de trata (explotación laboral, para la realización de actos delictivos, mendicidad, tráfico de órganos y muy especialmente la explotación sexual) afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas: siete de cada diez víctimas son mujeres y niñas según los datos de Naciones Unidas.
Un ejemplo de la cifra oculta y de la especial vulnerabilidad de las mujeres a este tipo de violencia lo encontramos en el “Macroestudio sobre trata, explotación sexual y prostitución de mujeres: una aproximación cuantitativa”, realizado por el Ministerio de Igualdad en el año 2024, en el que se concluye que “podría haber al menos entre 9.764 y 17.639 mujeres en riesgo de trata con fines de explotación sexual, lo que supone entre el 8,52% y el 15,40% del total de mujeres prostituidas. Y hasta 27.757 mujeres en riesgo de explotación sexual (el 24,23% del total)”.
En general, las personas afectadas son aquellas que presentan mayor vulnerabilidad por su edad, situación económica, familiar, por sufrir distintas discriminaciones o por verse inmersas en conflictos armados.
Las y los profesionales del trabajo social debemos ser muy conscientes de esta realidad, estando demostrado que España es un país tanto de destino como de tránsito, y probablemente también de captación. Las y los trabajadores/as sociales actuamos desde primera línea, identificando situaciones de riesgo, participando de la detección temprana de situaciones de trata y explotación entre las personas con quienes estamos trabajando, y acompañando en los procesos de recuperación de aquellas personas que han permanecido bajo el control de las redes de tráfico.Nuestra labor no solo implica asistencia directa, sino también incidencia política, sensibilización comunitaria y articulación con instituciones para fortalecer redes de protección.
Erradicar la trata de personas requiere un esfuerzo colectivo, donde el trabajo social desempeña un papel transformador. Implica escuchar, comprender y actuar con empatía y profesionalismo, promoviendo entornos seguros y resilientes, además de fomentar la participación activa de las comunidades en la lucha contra estra lacra social. Es hora de alzar la voz, de educar, de proteger y de construir un mundo donde cada persona pueda vivir con libertad, dignidad y esperanza.